http://elcomercio.pe/osnofla/notas

miércoles, 5 de enero de 2011

¿FUEGOS ARTIFICIALES: GUERRA CONTRA LOS MÁS DÉBILES?


La curiosidad de los seres humanos hizo que de manera accidental, mezclando algunos elementos como el carbón, nitrógeno, ácido sulfúrico y otros, se produjeran explosiones que lo atemorizaron primero y lo deslumbraron después, atribuyéndosele una esencia mágica. Así surgieron los precursores de los fuegos artificiales, según muchos, hace aproximadamente 2000 años en algún lugar de la milenaria y enigmática China, aunque habrían tardado más de 1000 años para que el monje Li Tian, comprimiendo los insumos en tubos de bambú, los convirtiera en herramienta para ahuyentar a los espíritus negativos y atraer a los buenos. Luego Marco Polo los traería junto con  la pólvora a Europa y se distribuirían en todo el mundo.  A partir de ahí se les usa en nacimientos, matrimonios, cumpleaños, sepelios, aniversarios y durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, entre otras.
Precisamente ahora que acabamos de terminar con estas celebraciones, quiero dirigirme a todos para reflexionar sobre el grave tormento que las explosiones producidas por las bombardas celebratorias causan en las mascotas y animales en general.
Los petardos que se lanzan insistentemente generan hasta 190 decibeles, mucho más que los 85  que el afilado oído de los perros puede soportar. Este estruendo daña irreversiblemente células sensoriales que se encuentran en los órganos auditivos y que no se regeneran dejando severas discapacidades en la escucha. Los que tenemos canes en casa, sabemos que esto les produce reacciones como temblor, deambulación, aguda necesidad de tomar agua, salivación y babeo, palpitaciones, taquicardia, jadeos prolongados e intensos, necesidad de correr sin rumbo, golpeándose contra diferentes objetos, como huyendo de algo que no comprenden y los atormenta.

Imaginemos por un momento la infinita angustia que se les origina a millones de animales en el mundo por esta desenfrenada diversión de algunos seres humanos que en estas fechas es de una gran intensidad y prolongada por decenas de minutos.
No quiero decir que deban prohibirse los fuegos artificiales de las celebraciones que en todo el mundo se festejan tradicionalmente con este acompañamiento. Sólo quiero que reflexionemos acerca de cómo puede contribuir cada uno de nosotros para no dañar a nuestras fieles mascotas. A lo mejor cada uno de nosotros puede hacer ese pequeño aporte que genere el gran cambio.


2 comentarios:

  1. Vale el comentario y sería bueno que dijeran algo los supuestos defensores de los animales que quieren acabar con la digna fiesta brava. Claro, lo que pasa es que todavía no han encontrado una ONG que les pague para atacar a los pirotécnicos. Cuidemos a los animales sin demagogia ni estupidez.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo con Salvador, pero no entiendo el punto. ¿La sugerencia es procurar lanzar menos veces al año fuegos artificiales? Yo solo una vez en mi vida jugué con esas cosas y no me gustó.

    Saludos.

    ResponderEliminar