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martes, 12 de julio de 2011

MÉXICO CAMPEÓN MUNDIAL SUB 17, SE AHOGA EN VIOLENCIA


México vibró con el título mundial de fútbol obtenido por su selección sub 17 en un torneo que quedará en el recuerdo. Los mexicanos se sentirán orgullosos, tanto por el cetro como por la demostración de coraje mayúsculo y amor a la camiseta de sus jóvenes valores y en especial de Julio Gómez, quien con una venda que le protegía una herida con 8 puntos de sutura en la cabeza, consiguió el espectacular gol de “chalaca” del triunfo, en la semifinal contra Alemania. Esta victoria le permitió a su país disputar el partido final contra Uruguay, que también ganaron, esta vez por 2 a 0. Es la segunda vez, igual que en el Perú, en 2005, que obtienen la corona mundial de la  sub 17.  
Simultáneamente con el campeonato y la algarabía popular por el triunfo, el baño de sangre sigue azotando al país azteca. Entre el 8 y el 9 de julio se produjeron 97 asesinatos;  20 en un bar de Monterrey, 12 en Chihuahua, 12 en el valle de Chalco, 11 en Sinaloa, 8 en Acapulco y 10 en Torreón Coahuila, donde las víctimas fueron decapitadas  y esparcidos sus retos por la ciudad.

Es indudable que la carencia de una estrategia para enfrentar a las grandes mafias del crimen organizado que se observó en el país por años,  fue caldo de cultivo para la corrupción y creó un ambiente propicio para la proliferación de la violencia. Si tratamos de explicar esta espiral de violencia, nos encontramos con que, indudablemente, la cercanía a los Estados Unidos de América, significa un atractivo para el comercio de todas las mercancías con este gran mercado, también de las ilegales. El estricto control impuesto por el país del norte en sus fronteras después del 11 S, ha obligado a los grandes carteles de la droga de México y de otros países a buscar vías alternativas de llegada, lo que ha aumentado el volumen de comercialización para aquellos que sobreviven a la vigilancia americana.
Otro factor que ha complicado el mundo del crimen, sería la sustitución de las drogas tradicionales por las sintéticas, producidas en el Asia, con lo que se torna la competencia más enconada entre los diferentes ofertantes tradicionales de marihuana y cocaína. Esta disminución del negocio originó la diversificación de sus actividades como secuestro, extorsión, prostitución, protección a empresarios, tráfico de armas, casas de juego, etc. Como lógica consecuencia, se han lotizado espacios de territorio que cada grupo criminal defiende a morir incluso enfrentando a los militares.
Ni el control de armas desde Estados Unidos, donde se supone que las compran las mafias mexicanas, ni la presencia de las Fuerzas Armadas podrán resolver, por si solos, este drama que vive el país, que ha pasado de ostentar en 2007 el puesto 79 en el Índice Global de Paz, al 107, un duro contraste con lo alcanzado por los jóvenes futbolistas de las sub 17. Así se ubican al lado del Congo, Uzbequistán, Argelia, Guatemala y Kenia.
La estabilidad del continente requiere que se solucione este drama que ha desbordado al gobierno nacional, el que es parte del problema y que al parecer, no es quien le vaya a dar solución.

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