El mayor cargamento de drogas de la historia del país, fue capturado por autoridades hondureñas quienes en operativo conjunto con guardacostas de los Estados Unidos, decomisaron cocaína con un peso de aproximadamente 7,500 kilogramos. El alijo era transportado, presumiblemente desde Colombia, en un narco - submarino cuando fue interceptado a 16 millas náuticas del Cabo de Gracias a Dios (La Mosquitia), frente a la comunidad del grupo étnico Garífuna de Kruta (originarios del África) en la zona fronteriza con Nicaragua. Según el Servicio Costero de EEUU, esta droga tiene un valor comercial, en su país, superior a los 180 millones de dólares.
La nave fue descubierta por un avión de la patrulla naval de la policía de fronteras y aduanas estadunidense, que coordinó con la armada de Honduras para realizar el operativo conjunto en el que se detuvo a cinco tripulantes. El submarino fue hundido intencionalmente por los delincuentes, pero la droga, que estaba empaquetada en bolsas de plástico, pudo ser rescatada. Un equipo submarinista del FBI, enviado al lugar donde se hundió el "narco submarino", junto con la Marina hondureña, logró recuperar el cargamento ilícito. La siguiente etapa de la operación es traer a superficie el sumergible que se halla a 36 metros de profundidad, trasladarlo a una base para buscar pruebas que sirvan para identificar el origen de la banda criminal que los dirige. La nave tiene 12 metros de eslora (largo), tres de manga (ancho).
Es la primera vez que se detecta una nave de estas en Honduras. En 2010 se interceptó una similar en Guatemala, pero los tripulantes lograron hundirla, como lo intentan siempre, a una profundidad imposible de rescatarla. Oficiales de la Marina hondureña señalaron que estas naves son difíciles de detectar por el sonar, pues sus cascos son de fibra de vidrio. La mayor parte viene sumergida y desde afuera aparenta ser una embarcación normal, pues el mayor volumen viene dentro del mar. Está equipada con motores marinos de gran potencia, GPS y equipos electrónicos de alta tecnología. Estas naves se comenzaron a usar en los años 90 por traficantes colombianos para trasladar la droga a EEUU, no se sumergen completamente, ya que dejan la caseta y los tubos de escape y ventilación por lo que se deslizan casi al nivel del agua dificultando su detección por los radares.
Aunque no se ha comprobado qué organización criminal los fabrica y opera, la administración estadounidense supone que sean las FARC colombianas, las que obtendrían financiamiento para sus guerrillas. Se calcula que cada navío vale 1 millón de dólares y es fabricado en la ribera de los ríos colombianos que desembocan en el Pacífico, con asesoría de expertos navales rusos y de otros países que logran darle flotabilidad, velocidad y la autonomía requeridas. En su trayecto a EEUU a través del Pacífico, Atlántico o Caribe, son abastecidos de combustibles, agua, víveres e información por embarcaciones pesqueras. Los “narcos” se deshacen de estas embarcaciones cuando la droga llega a su destino para ocultar su rastro a las autoridades. Para los 6 tripulantes de estas naves, la travesía les reportaría un pago de 100 mil dólares. El Congreso de EEUU evalúa una ley que les permita arrestar en aguas internacionales a las tripulaciones de semi-sumergibles, ya se confisquen narcóticos o no, aplicando una pena de 20 años de cárcel.
El negocio de las drogas sigue siendo inmenso, tanto para idear navíos, como para lograr la distribuición en los Estados Unidos por las grandes mafias que se benefician con la mayor tajada. Igual que en la mayoría de los negocios internacionales.
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