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miércoles, 23 de noviembre de 2011

BRASIL: GENOCIDIO EN MATO GROSSO

La etnia Guaraní es una de las poblaciones indígenas más importantes de Brasil, se estima que son 50 mil de los 700 mil que habitan en ese país. En Mato Grosso do Soul, sus ancestros llegaron a ocupar un área de 350 mil Km2, casi lo mismo que la actual Alemania y más del doble de la Grecia de hoy. Sus habitantes eran los Kaiowa Guaraníes, una de las tres vertientes de los originales guaraníes que ocuparon la costa sur brasileña y la zona boscosa de la frontera con Paraguay. Fueron de los primeros grupos aborígenes sudamericanos que tuvieron contacto con los europeos el siglo XVI, viviendo en armonía hasta el siglo XIX.
Cuando se producen las Misiones Jesuítas, los Kaiowa se negaron a ser evangelizados, manteniendo su particular espiritualidad. Después de la Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, que enfrentó a este país con Brasil, Argentina y Uruguay entre 1864 y 1870, en la que murió más de la mitad de la población paraguaya, fueron llevados a trabajar en los campos que cultivaban mate, dejándolos quedarse en sus aldeas. Con la intensificación de la agricultura fueron expulsados de sus tierras, las que se desforestaron para convertirse en haciendas agrícolas. Luego del éxodo se produjo un periodo de agresiones y letargo que comenzó a revertir hace unos 50 años, cuando comenzaron a organizarse en pos de su Tierra Prometida.

Marcos Verón

En 1997, liderados por su sabio guía espiritual Marcos Verón, ocuparon parte de sus añoradas comarcas, edificando sus viviendas y labrando la tierra. La conmoción generada llevó a los terratenientes a acudir a la justicia ordinaria y paralelamente a un contingente paramilitar que ejecutara la orden de desalojo. En medio de las hostilidades, el legendario Verón, a los 72 años fue apaleado hasta morir por agentes mercenarios, en presencia de su familia. Sus victimarios fueron liberados en 2007 y el juicio programado en mayo de este año, en Sao Paulo para evitar la presión popular en Mato Grosso, fue suspendido por no aceptarse que los indígenas declararan en su lengua. Mientras tanto, la violencia contra los guaraníes continúa, quedando en cuestión la imparcialidad judicial.
Según el Consejo Indigenista Misionario (CIM), vinculado a la Iglesia Católica, la espiral de violencia ha traído 200 muertes en el último lustro, 150 suicidios, 100 niños muertos por desnutrición, centenares de detenciones, decenas de desaparecidos y toda la población Kaiowa viviendo de subsidios y caridad. Organizaciones de Derechos Humanos afirman que se configuraría ya un caso de genocidio. La posibilidad de recuperar su espacio vital parece muy remoto si se toma en cuenta que una de las fuerzas que se resisten, la conforman las poderosas Shell y la brasileña Cosan quienes cuentan con un evidente apoyo estatal tras su proyecto de biocombustible de bajo carbono, obtenido a partir de la caña de azúcar, gracias al que han ofrecido producir 2 mil millones de litros de etanol al año.
Esta semana se denunció una nueva embestida contra el pueblo guaraní. El CIM informó que un grupo de 42 paramilitares encapuchados irrumpieron en la comunidad Kaiowá Guarní, en el municipio de Amambaí,  ejecutando al cacique Nisio Gomes de 59 años y  secuestrando a dos adolescentes y un niño. Gomes fue abaleado en la cabeza, brazos y piernas. La acción es una represalia por la ocupación indígena de  en un terreno ubicado entre las haciendas "Chimarrao", "Querencia Nativa" y "Ouro Verde".  Los guaraníes recuerdan las palabras de su guía Verón respecto a sus tierras: “Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de esta tierra, me quitas la vida”.
 


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