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sábado, 28 de enero de 2012

PAKISTÁN: ACUSAN DE TRAICIÓN AL DELATOR DE BIN LADEN

El 5 de mayo de 2011, el presidente Barack Obama declaraba en un discurso en vivo por televisión: “Hoy puedo informar a los ciudadanos estadounidenses y al mundo, que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación que dio muerte a Osama Bin Laden, el líder de al-Qaeda y un terrorista que es responsable del asesinato de miles de hombres, mujeres y niños inocentes”. Informaba así que un pequeño grupo de efectivos de élite, descendió de dos helicópteros y llevó a cabo el operativo en una casa en la localidad paquistaní de Abbottabad a unos 100 kilómetros de Islamabad. En ese lugar se encuentra la principal academia militar del país. Se dijo que en el ataque también murieron tres hombres y una mujer, incluido un hijo de Bin Laden. Se aseguró que opuso resistencia armada y que murió de un disparo en la cabeza. El presidente norteamericano comentó que tras un paciente seguimiento, se había llegado a tener suficientes datos de inteligencia para actuar y “autoricé la operación para capturar a Osama bin Laden y llevarlo ante la justicia".

Casa de Bin Laden en Abbottabad

Posteriormente se informó que el cadáver del líder fundamentalista musulmán de 54 años, había sido sepultado en el mar, respetando los tiempos y preceptos de su credo religioso. Desde los atentados a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, habría permanecido oculto en las montañas que recorren Afganistán y Pakistán. En ese escenario se dio una tenaz búsqueda por tropas de la OTAN, con un inmenso despliegue de efectivos, sin más resultado que destrucción de infraestructura civil y pérdidas de vidas de civiles ajenos al desaparecido líder de al-Qaeda. Tras la ejecución de Bin Laden, las relaciones entre ambos países sufrieron un deterioro del que no se han recuperado. Por un lado, EEUU se queja de una falta de apoyo decidido por parte de las autoridades de Islamabad a quienes acusa de un doble discurso en la guerra contra el terrorismo que pone en riesgo la guerra de Afganistán. También señala al Inter- Service Intelligence (ISI) de Pakistán de ayudar a la red Haqqani para orquestar los atentados contra la embajada y objetivos de EEUU. Contrariamente, el gobierno paquistaní ha recordado que desde 2004 han muerto 35 mil de sus ciudadanos por el terrorismo y que EEUU quiere recibir datos sobre escondites de grupos armados para luego ejecutar acciones con misiles, drones y aviones no tripulados, las que son consideradas como delito internacional.
EEUU ha condicionado un apoyo de 1,000 millones de dólares a Pakistán esperando que tome acciones contra talibanes y los grupos antioccidentales. Este país prohibió que se lancen misiles y se bombardee desde aviones no tripulados a los refugios insurgentes del noroeste paquistaní. En un ambiente todavía tenso entre los dos gobiernos, el ministro de Defensa, Leon Panetta, ha expresado la preocupación de su gobierno por la detención de un médico paquistaní, Shikal Afridi,  al que se acusa de dar la pista final que llevó hasta Osama bin Laden. El gobierno de Islamabad considera que debe ser juzgado por el delito de alta traición. Ha trascendido que Afridi fue contratado por la inteligencia norteamericana para llevar a cabo una supuesta campaña de vacunación en Abbottabad. Con ella se esperaba obtener pruebas de ADN de los residentes, para confirmar que en un complejo fortificado de esa pequeña localidad se ocultaba el terrorista más buscado del mundo.
Mientras Pakistán acusa a EEUU de desleal por su incursión militar, violando su soberanía, la administración Obama ha sostenido la tesis de que la jerarquía paquistaní sabía dónde se escondía Bin Laden y hasta le daba su apoyo. En este contexto, los grupos radicales islamistas presionan al gobierno para que mantenga su negativa de facilitar apoyo logístico a las fuerzas de la OTAN y en occidente se censura la torpeza de Washington al no proteger y sacar del país a su principal informante, tan pronto culminó la cacería del número 1 del terrorismo internacional. Se les podría estar yendo de las manos, una vez más, un antiguo aliado, tratándose en este caso, del único país musulmán con desarrollo nuclear propio.

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