PAZ EN PALESTINA: DESAFÍO PARA EL MUNDO

El rabino Ovadia Yosef de 89 años de edad, es el venerado líder espiritual del tercer grupo político, de acuerdo a su importancia, en Israel. Lidera el poderoso partido religioso ortodoxo Shas, aliado estratégico del Gobierno de coalición de Benjamin Netanyahu. Por eso sus opiniones son trascendentes y por lo mismo, Estados Unidos ha censurado el sermón que Yosef pronunció el sábado deseando la muerte de todos los palestinos. Cuando faltan pocas horas para que Barak Obama se reúna el jueves en Washington con las partes en conflicto, para iniciar unas negociaciones directas de paz suspendidas hace 20 meses ya de por sí frágiles y forzadas, cunde el temor a que cualquier tropiezo pueda conducir al descarrilamiento.

Las palabras del religioso eran difundidas por Israel Radio. “Que todos los malvados que odian a Israel, como Abu Mazen –decía, aludiendo al presidente palestino, Mahmmud Abbás- y todos los palestinos desaparezcan de la Tierra, que la peste les azote”. Las diferentes organizaciones palestinas acusaban al rabino de “incitación al genocidio”, mientras su representante negociador, Saeb Erekat, ha denunciado que se trata de una apología del crimen. Simultáneamente, el primer ministro judío se distanciaba de la inoportuna proclama, remarcando mediante una nota del gobierno que el polémico sermón “no representa las posturas” del Ejecutivo Israelí, ni de su jefe.

Conocido como un “viejo bobo”, -según el diputado Yosep Lapid-, rechazado por otros por sus “problemas de senilidad”, -como apuntó el rabino Daniel Goldman-, el maestro Ovadia Yosef es conocido por sus inamistosos comentarios contra el mundo árabe, los liberales, los judíos seculares, las mujeres y los gays. Sin embargo, cuenta con un influyente grupo de simpatizantes. El parlamentario Nissim Zeev, lo defendía señalando que lo que había hecho el sábado era citar al Talmud en su aspiración de que Dios haga desaparecer a los enemigos de Israel, como pueblo elegido y en favor de la paz.

Pero alegar senilidad o falta de sentido de la oportunidad no sirve en estos momentos. Cuando se trata de avanzar en el relanzamiento del diálogo de paz, “es importante que las acciones en ambos lados coadyuven a avanzar en nuestros esfuerzos, no a obstaculizarlos”, advertía ayer una fuente de la Casa Blanca. Las vallas existentes ya son de por sí imponentes, empezando por la cuestión de los asentamientos, que amenazará el próximo proceso a iniciarse día 26 de septiembre, fecha en que expira la moratoria a la construcción declarada en 2009 por Netanyahu. Abbás ya ha anunciado que se retirará del diálogo si las obras en las colonias se reanudan. No menor es el abismo que, a horas de la ceremonia de Washington, separa todavía a las partes en relación al punto de partida de las negociaciones: los palestinos han dicho que no partirán de cero, que deben respetarse los acuerdos adquiridos anteriormente. Israel no quiere ni oír hablar de “precondiciones”.

La cumbre comenzará el 2 de septiembre con un primer encuentro al que asistirán el Presidente Barack Obama, Netanyahu y Abbás junto al presidente egipcio, Hosni Mubarak y el rey Abduláh II de Jordania.

En una relación históricamente tensa, los comentarios de un fundamentalista judío no hacen sino ahondar los recelos entre los gobiernos y pueblos de Israel y Palestina. Es iluso pensar que no se haya podido evitar la difusión de estas declaraciones por parte del propio gobierno de israelita y eso despierta las suspicacias sobre las intenciones de este país. La paz en el Medio Oriente no debería tener más postergaciones. El equilibrio y estabilidad mundiales nunca serán una realidad mientras esta zona, cuna de las principales religiones monoteístas siga convulsionada por la violencia, los terrorismos de ambos grupos y la indiferencia cómplice de las potencias mundiales.