Una definición sencilla
de la diabetes es que se trata de la
enfermedad crónica que se caracteriza por un elevado nivel de glucosa en sangre producido por defectos en la capacidad del páncreas para
producir o usar insulina (hormona
secretada por este órgano para mantener los valores de glucosa en la sangre,
permitir que entre al organismo y se transforme en energía para el
funcionamiento de músculos y tejidos). Trae como consecuencia el deterioro de los
vasos sanguíneos, corazón, riñones, ojos, sistema nervioso, etc. La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que aumenta los riesgos de
cardiopatías y accidentes vasculares cerebrales, cegera, insuficiencia renal,
entumecimiento y debilidad de las extremidades, reducción del flujo sanguíneo,
etc. Los niveles elevados de azúcar en la sangre triplican el riesgo de sufrir
un ataque al corazón y multiplican por 20 las posibilidades de sufrir una
amputación de la pierna.
Las causas principales de la diabetes son
el sedentarismo, la alimentación
inadecuada, la obesidad y el envejecimiento. Aunque puede ser asintomática,
suele presentarse con hambre inusual, excesiva sed, frecuencia para la micción,
heridas que demoran en curarse, visión nublada, irritabilidad con cambios de
estado anímico, vómitos, infecciones reiteradas en piel, vejiga y encías, etc.
En las pruebas de laboratorio se hallan elevados niveles de azúcar en sangre y
orina.
La OMS señala que la
cifra de afectados por la diabates se ha
cuadruplicado en los últimos 30 años. Hoy la
padecen 1 de cada 11 habitantes del
planeta. Más de un millón y medio de personas en el mundo fallecen
anualmente a causa de esta enfermedad (80% eran pobladores de países de
ingresos bajos y medios) y 2.2 millones de muertes se deben a causa de niveles
excesivos de azúcar. La organización señala que será la séptima causa de muerte para 2030.
Esta epidemia que se propaga
vertiginosamente, en una gran proporción de los casos es evitable. Algunas
medidas sencillas relativas al modo de
vida son efectivas para prevenir o demorar la aparición de la diabetes. El
mantenimiento del peso normal, la realización de actividad física periódica y
una dieta sana pueden reducir el riesgo de padecerla. Asimismo, la diabetes se
puede tratar y controlar para prevenir complicaciones. El mayor acceso al
diagnóstico, la educación sobre el control personal de la enfermedad y el tratamiento
asequible son componentes fundamentales de la respuesta, señala la OMS.
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