Hoy se cumplen 35 años de la
reivindicación del líder más importante que tuvo China durante el siglo XX para tomar la senda del desarrollo
económico con pragmatismo, pero sin dejar el férreo control político de la
sociedad y del Estado. El 22 de julio de 1977, el ultra poderoso Comité Central
del Partido Comunista de China, restituía
a Deng Xiaoping, sus cargos y
privilegios en el propio Comité Central, el Comité Militar, el Consejo de Estado
y en la Jefatura de Estado Mayor del Ejército. A partir de ahí, iniciaría su
propia Marcha para concentrar el poder absoluto y liquidar a sus
adversarios. Al mismo tiempo, imprimió un gran dinamismo en las reformas
económicas que permitieron la apertura al capital y el desarrollo productivo
que han llevado a su país a los primeros lugares entre las economías del mundo.
Deng
nació el 22 de agosto de 1904 en la provincia de Sichuán. Su padre era terrateniente con solvencia suficiente para
darle una educación que le permitiera seguir estudios en Francia, donde viaja a los 16 años. Estudiando y trabajando en ese
país, se contacta con el movimiento comunista chino en Europa, afiliándose al Partido Comunista, viajando en 1926 a Moscú a recibir los fundamentos del
marxismo leninismo que ya gobernaba la Unión
Soviética hacía casi una década. Regresa a China y participa de acciones militares que financia la primera
potencia comunista en el noroeste. Luego va a Shanghái participando de actividades clandestinas contra el
gobierno del Kuomintang y Chian Kai-Shek. Acompaña a Mao Tse Tung en la creación del Soviet de Jiangxi y en la mítica Larga
Marcha en las zonas rurales del país. Durante la guerra Sino Japonesa
(1937 a 1945) se detiene la lucha interna y participa como comisario político
del ejército consolidando su liderazgo entre los mandos militares. En 1945
continúa el enfrentamiento con los nacionalistas chinos, empleando la táctica
del campo a la ciudad. Deng trabaja
como responsable político y de propaganda hasta derrotar a Chiang en 1949.
Deng a los 16 años |
Deng Xiaoping y Mao en 1975 |
Deng con Ronald Reagan |
Muchos lo consideran el arquitecto de la China moderna |
Qué sabiduría la de los chinos. En un mundo en el que priman los intereses de los países, Deng hizo lo mejor para su pueblo, ¿qué le podía importar el color del gato, entonces? Gran diferencia con Gorbachov, odiado en su pueblo y admirado por los enemigos de Rusia, ¡Qué indignidad!!
ResponderEliminarGracias Alina. La historia dirá cuánto hizo Deng en favor del desarrollo de su país y por sacar de la pobreza a centenares de millones de habitantes de su país.
ResponderEliminar... Una aparente e ingenua frase, explica la más terrible declaración de guerra. Lo genial de todo esto, es que es el propio enemigo el encargado de aniquilarse.
ResponderEliminarAhora, al recorrer la historia de este gigante milenario, se encuentran los argumentos suficientes para comprender:
Que los gatos MATAN RATONES, pero no se los comen;
En este capítulo de la historia, EL GATO ES CHINA; y
así las cosas, lo que viene para el planeta no será sostenible.