Isabel
Vargas Lizano, “Chavela
Vargas” nació el 17 de abril de 1919 en el poblado San Joaquín de Flores,
en la norteña provincia de Heredia, de Costa Rica, la más pequeña del país.
Nació con ceguera debido a una infección, la que le fue curada por un chamán. El
divorcio de sus padres, propició que quedara en el abandono y a cargo de unos
tíos, en las labores del campo bajando fruta de los árboles (5,000 naranjas
diarias) y sufriendo enfermedades como poliomelitis. Años más tarde diría: “…En esa época me fui llenando de un coraje por cada vena de mi cuerpo
que decía, si paso por ahí, arranco la pared…”. Harta de las privaciones de
su niñez, logra ir a México DF a los 15
años en “…busca de la paz, tener runa carrera, un nombre….”
La vida se le presentó muy dura, vivía en una casa de pensión, cantaba en un
programa de lotería, en los bares, cantinas y por las calles. Ella misma se
presentó ante José Alfredo Jiménez,
de la mano de quien inicia una gran carrera artística y con quien compartiría
aventuras y miles de copas hasta la muerte del cantante.
En 2012 celebró sus 93 años
de edad en Bellas Artes donde
presentó su último álbum “La luna grande”, en homenaje a Federico García Lorca. A pesar de su
falta de voz, el público la ovacionó emocionadamente. En junio cumplió su
último deseo: presentar “La luna grande”
en España y volver a alojarse en la
Residencia de Estudiantes de Madrid,
donde intimaría con el espíritu de García
Lorca. El desgaste del viaje motivó su internamiento en un hospital
madrileño y su retorno a México
viajando del DF a Tepoztlán en ambulancia.
Los últimos días de su vida
los pasó en un hospital de Cuernavaca,
aquejada de insuficiencia cardiaca, neumopatía y falla renal crónica, entre
otros males. Dos años antes de morir, dijo : “No me da miedo la muerte, no
debe ser tan mala, incluso puede ser bellísima”. Ayer fallecía tras una vida intensa de emociones y plena de
sensaciones. El 1 de septiembre debía asistir a la presentación del disco
homenaje “La Chamana”, donde más de
treinta artistas rendían un tributo acústico con sus canciones más
características. El evento se realizará como homenaje póstumo.
Cantando rancheras, se adueño de un género de hombres al que recreó con elegancia. Su estilo vistiendo prendas
típicas como el jorongo, los huaraches y acompañada de su guitarra,
una copa, un cigarro y su pistola, le dieron una identidad propia que se
encargó de inmortalizar desde entonces. Vivió dos años en Cuba donde conoció y cantó a Macorina.
Estuvo en el matrimonio de Elizabeth
Taylor y Mike Todd en Acapulco, “ Donde todo el mundo
amaneció con todo el mundo y yo amanecí con Ava Gardner”. Fue contratada para cantar en el Hotel Mirador “para gringos” y comencé a triunfar y me invitaban a
las fiestas”. Conoció a Debbie Reynolds,
Rock Hudson, Grace Kelly, Picasso,
Carlos Fuentes, Agustín Lara, Trotsky, Diego de Rivera y Frida Khalo. Con estos últimos convivió
en su famosa Casa Azul y años más
tarde confesaría “…Frida me amaba, lástima
que quemara una carta en la que me decía vivo para Diego y para ti, nada más…”.
Grabó su primer disco en Orfeón y no
le pagaron nunca. Luego publicaría hasta 80 discos, pero el alcohol y su vida
desordenada la hicieron alejarse del mundo artístico desde fines de los 70
hasta 1991, (“me volví borracha y me
desgracié toda…”) en que volvió abstemia, hacía ejercicios físicos y hasta
se lanzó por paracaídas a los 80 años.
Sus inclinaciones sexuales
la tuvieron marginada hasta entonces de la televisión y grandes teatros, fue
insultada en las calles de México
por “marimacha”, pero en 1991 las cosas comenzarían a cambiar, con su actuación
en El Hábito de Coyoacán y su
posterior viaje a España
participando en filmes de Almodóvar
como “Tacones lejanos”, la película de Julie Taymor, “Frida” y
en “Babel” de Alejandro Gonzalez. Llegó a actuar en el Olympia de París con
resonante éxito. Joaquín Sabina le
compuso “El Boulevar de los sueños rotos”,
relatando que fue un de las canciones más fáciles de escribir en su vida porque
“ al referirse a la calle de la casa en la que vivió 25 años. El publicó deliró
con ella en la Sala Caracol y el Teatro de la Maestranza. Su mayor
satisfacción fue en Bellas Artes de México. Recibió muchas distinciones
como La Gran Cruz Isabel La Católica
(Protegida por la Monarquía y el gobierno) (2000), Grammy Latino (2007), Ciudadana
distinguida de México (2009). En
España recibió la Medalla de Oro de
la Universidad Complutense y en la Universidad Alacalá de Henares. También
fue Huésped de Honor en Buenos Aires (2009).
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