En la prensa internacional se suele afirmar que los países en vías de desarrollo, tienen costumbres bárbaras como la de reaacionar violentamente durante y después de los espectáculos deportivos. Sin embargo los "Hoolligans" de la refinada Gran Bretaña y otros fanáticos del "civilizado" primer mundo nos recuerdan que las conductas extremas y los bárbaros también destacan entre sus habitantes.
Por eso no llama la atención el recientemente publicitado caso de la pareja (Scott y Thomas) que había acudido a Vancouver, Canadá, para presenciar, el miércoles 15 de junio, la final de la Liga Profesional de Hockey sobre hielo (NHL) que jugaban los Canucks de Vancouver y los Bruins de Boston.
Los dos equipos disputaron ese día el séptimo y último partido de la final. Tras la derrota del equipo local estalló la violencia, centenares de personas arrasaron áreas del centro de Vancouver y la policía tuvo que emplearse a fondo para recuperar el control de la ciudad.
Más de 100 personas fueron detenidas y un número similar tuvieron que ser hospitalizadas, entre ellos una persona que se encuentra en situación crítica tras ser apuñalada.
En este contexto, surge lo inesperado que alecciona al mundo sobre la fuerza del amor, aún en los peores momentos de violencia. Un fotógrafo llamado Rich Lam, capturó el gesto amoroso entre Scott y Thomas. Lam declaró a medios de comunicación canadienses que estaba "sorprendido" por la notoriedad mundial que ha alcanzado la foto.
Señaló que no se había dado cuenta de que la pareja estaba besándose hasta que sus editores se lo indicaron tras recibir la imagen.
"Al principio pensé que ella estaba herida. No sabía lo que tenía hasta que les di la foto a mis editores", dijo Lam.
Los alborotadores, que han sido identificados como "anarquistas" por las autoridades canadienses aunque muchos de ellos lucían camisetas de los Canucks, quemaron numerosos vehículos y destrozaron establecimientos comerciales que posteriormente fueron saqueados.
El australiano Brett Jones, padre de Scott, fue el primero en identificar a su hijo como el joven que aparece en la imagen.
"Eso si que es hacer el amor y no la guerra", escribió Jones en su página de Facebook.
El australiano, que reside en la localidad de Perth, declaró hoy al periódico canadiense "The Toronto Star" que su hijo estaba reconfortando a su novia después de que un policía antidisturbios la golpease con su escudo.
"Estaba llorando y la besó para calmarla", dijo Scott.
La chica, Thomas, es una licenciada en ingeniería medioambiental de la Universidad de Guelph (Canadá).
Ojalá que esta muestra de desborde social y salvajismo colectivo no sean imitados en los países emergentes y que los voceros de las sociedades económicamente más desarrolladas se miren en el espejo antes de denostar de aquellas que pugnan por salir del subdesarrollo.
Hay mucho por estudiar sobre la violencia asociada a los espectáculos deportivos. Lo cierto es que en los coliseos deportivos, el público vuelca sus emociones, sentimientos y frustraciones, desencadenando conflictos con los simpatizantes de los rivales. Lo que nos queda claro es que no solo en los países pobres se aprecia esta conducta social.
ResponderEliminarEfectivamente Cristóbal, ese sentimiento de "triunfador" que desea el público que va a los espectáculos deportivos, puede tornarse en una derrota más y de ahí que se den actos de violencia. Lo importante es que sepamos orientar a la población para que comprendan que el deporte enaltece y nos vincula entre todos y no debe ser factor para ahondar divisiones.
ResponderEliminarEstos tipos hacen que la trinchera norte parezca bebé de pecho. Es una lástima que en un país que se caracteriza por ser tan tranquilo como Canadá -a diferencia de su vecino del sur-, de este ejemplo. ¿Acuchillados? Mejor que hagan el amor y no la guerra, como sugiere el padre del muchacho.
ResponderEliminarUn saludo.
Los excesos cometidos en Canadá demuestran que las muchedumbres pueden desbocarse si no reciben la adecuada orientación de sus líderes y autoridades. Este es un trabajo que deben llevar a cabo todos si se quiere que los deportes puedan seguir entreteniendo a la sociedad y promoviendo la vida sana en cuerpo sano.
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