Cientos de personas desfilaron hoy frente a la Casa Blanca, en Washington, para protestar contra la construcción de un oleoducto entre Alberta, Canadá y las refinerías del Golfo de México, pasando por EE UU. A esta protesta se suman los líderes indígenas de América del Norte contra la empresa constructora TransCanada. La Red Ambiental Indígena se integrará a los manifestantes en la sede de gobierno americano el 2 de septiembre. La policía ha detenido a más de 500 personas desde que se iniciaron las protestas, el 20 de agosto, por no haber cumplido la norma que prohíbe manifestaciones públicas en la acera de la avenida Pennsylvania 1600, residencia oficial del mandatario estadounidense. Los activistas se oponen al oleoducto al que califican un "desastre climático".
Además de los ecologistas y científicos, numerosas personalidades han adherido a las protestas, habiendo sido detenidas las actrices canadienses Margot Kidder y Tantoo Cardinal, entre ellas la actriz de Hollywood Daryl Hannah quien ha afirmado que esta obra será un desastre y que “el problema de estos oleoductos no es si van a derramar petróleo, sino dónde lo van a derramar”. La protagonista de Splash, Wall Street y Kill Bill fue arrestada junto a unas 100 personas y recalcó que su protesta se basa en dejar de depender de combustibles fósiles e invertir en fuentes de energía limpia. No es la primera vez que esta artista es detenida por sus protestas ante peligros ambientales.
Las organizaciones de defensa de la ecología afirman que el proyecto del oleoducto Keystone XL, liberará una enorme cantidad de gases de efecto invernadero que son los responsables del temido calentamiento global. Sus defensores opinan que los efectos serán totalmente controlados y que generará miles de empleos vitales en tiempos de recesión y que permitirá ser menos dependientes del petróleo del siempre convulsionado Medio Oriente. El propio Departamento de Estado sostiene en uninforme recién entregado que los daños que ocasionaría el proyecto serán limitados. Por su parte Oil Change International, ONG especializada en asuntos ambientales, ha desestimado el informe y declarado que gran parte del petróleo a transportarse será exportado, lo que no incrementa la independencia energética.
Este controvertido megaproyecto se ha valorizado en 13.000 millones de dólares y fue presentado por la empresa canadiense TransCanada en 2008. Según su plan, su trasiego de crudo sería de 1,5 millones de barriles diarios de petróleo desde Hardisty, en Alberta (Canadá), hasta el Golfo de México, con un recorrido total de 2,700 kilómetros en los que pasará por los estados de Montana, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas, Oklahoma y Texas.
El presidente Barack Obama debe decidir antes de finalizar el año respecto de la procedencia de este denostado propósito que uniría las arenas bituminosas de Alberta con las costas del Golfo. Es una decisión en la que están en juego muchos intereses, numerosas pasiones y no pocas presiones. En las próximas semanas se intensificarán tanto las campañas a favor y en contra que el público se confundirá y le será difícil discernir dónde está la verdad. Es verdad que se requiere asegurar el abastecimiento de este recurso energético y es cierto que su transporte puede causar más contaminación y destrucción a la vida del planeta. Resulta inobjetable que millones de horas hombre se requerirán para construirlo y operarlo. Del mismo modo, sabemos que muchos empleos se perderán si se producen fugas que afecten el ecosistema. Desarrollo sostenible y amigable con el medio ambiente, hermosas palabras que todos enarbolan como bandera, pero que vemos muy lejano en el planeta.