La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que en el mundo, el número de desempleados se estima en 205 millones y la tasa mundial de desempleo se situó en el 6,2 por ciento. En los países con economías desarrolladas y la Unión Europea, se registró el mayor aumento regional de la tasa de desempleo entre 2007 y 2009, 2.6%. Sufrió un nuevo incremento en 2010, 0,4%, hasta situarse en un 8,8%. En 2010 disminuyeron las tasas de desempleo en Europa Central y Sudoriental (no UE) y CEI y Asia Oriental y los países con economías en desarrollo en general. El número de varones desempleados a nivel global en 2010 se calculó en 118.5 millones mientras que para las mujeres, la cifra es 86.5 millones. El número de jóvenes desempleados (entre 15 y 24 años) se expresa en 77.7 millones, lo que representa el 12.6%. Resulta evidente que se viene presentando una notable disminución en la participación juvenil en los mercados de trabajo de muchos países, situación que refleja un aumento del desánimo entre los jóvenes que tienen ante sí grises perspectivas laborales.
El panorama no es muy alentador si tenemos en cuenta que el FMI ha calculado que se crecerá en 2011, 0.6% menos que en 2010, previéndose una desaceleración de las economías con excepción de Oriente Medio, África Subsahariana y África del Norte. En los países desarrollados se produce una disminución del estímulo fiscal y se aprecia que es muy difícil que el aumento de la inversión del sector privado compense la reducción del gasto público. La OIT, en su informe "Actualización de las Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2011" declaró que "la mala suerte de la generación que accede al mercado laboral en la gran recesión produce sensación de malestar y, ello, es provocado por el desempleo, el subempleo y la tensión de los riesgos sociales, todo ello asociado con la ausencia de trabajo y la inactividad prolongada". Reconoció que las consecuencias pueden en el largo plazo pueden traer reducciones salariales, desconfianza en el sistema político y el modelo económico, resaltando que la frustración producida es uno de los factores del surgimiento de las protestas populares protagonizadas a nivel mundial.
Cada vez resulta más difícil para un joven acceder a trabajos que no sean parciales, precarios y temporales. En Europa se han venido dando casos alarmantes como en Irlanda donde se ha llegado a un 27.5% de desempleo juvenil. En los países pobres, no existen porcentajes similares de desempleo porque es la única opción para ellos que están imposibilitados de estudiar y capacitarse. Para el director de empleo de la OIT, las cifras explican la frustración e ira juvenil y que muchos gobiernos se interesan en innovara través de la formación laboral, subsidios al empleo y apoyo para búsqueda de trabajo. Resulta evidente que ninguna medida tendrá eficacia permanente si no se resuelven las causas que impiden la recuperación del aparato económico.
El empleo vulnerable definido como el que se ejerce por cuenta propia o con un familiar no remunerado, que suele tener un alto grado de informalidad y desprotección legal, estaría llegando al 52.8% a nivel mundial, lo que alcanzaría los 1,600 millones de personas, habiéndose incrementado en América Latina, África del Norte y África Subsahariana, sin embargo las mayores proporciones se dan en Asia Meridional con 78.5%, África Subsahariana con 75.8% y Asia Sudoriental y Pacífico con 61.8%. Con estos desgarradores números, nadie podrá esperar una paz duradera en el planeta, nadie debería sorprenderse de las protestas mundiales y nadie puede creer que los pobres seguirán teniendo paciencia para esperar una prosperidad cada día más lejana.
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