Barbacoas es un municipio que se localiza en el centro del departamento colombiano de Nariño y está ubicada a 236 de su capital, San Juan de Pasto. Tiene 22 mil habitantes. Fue un importante productor aurífero y puerto fluvial, pero perdió importancia a mediados del siglo pasado. Las deficientes vías de comunicación han motivado un éxodo de habitantes y la proliferación de cultivos ilegales que reemplazan a los tradicionales de aguacate, plátano y frutales. Posee un importante potencial ecoturístico que tampoco se aprovecha por la pésima vía de acceso con la que cuentan, un camino de herradura de 57 kilómetros que data de 1848.
Esta condición de cuasi aislamiento con respecto al resto del país, originó que desde junio de este año, las mujeres de este municipio decidieran protagonizar una insólita medida de lucha: La huelga de piernas cruzadas. El gran Gabriel García Márquez parecería ser el autor de esta idea, pero no es así, las féminas se cansaron de desastres naturales, corrupción de funcionarios y violencia política. Han recibido el fuego cruzado de los grupos armados, oficiales, paramilitares y delincuenciales que se disputan este territorio y su principal vía de transporte fluvial del río Telembí. Cuentan los pobladores que uno de sus alcaldes ha gastado partidas en alimento de palomas, aun cuando no se ven aves de esa especie. Otro dejó de pagarles a los empleados, los que se llevaron los equipos y enseres municipales para cobrar sus beneficios. Un burgomaestre demostró que la realidad supera a la ficción, bañándose en whisky a orillas del Telembí. Se dice que el abandono que sufren secularmente ha hecho que el fútbol, el baile y el sexo sean las expresiones culturales de la región.
Por esas razones, con brazaletes diciendo “Amo a Barbacoas”, las mujeres de este pueblo decidieron iniciar esta singular protesta y decidieron llamar la atención del gobierno local y nacional para lograr la pavimentación de su vía de acceso. Anunciaron a Colombia y al mundo que se abstendrían de tener relaciones sexuales con sus parejas hasta que se iniciaran, efectivamente, las obras que reclamaban. Fue así que el 11 de octubre, después de 110 días, maquinaria del Ejército y del Ministerio de Transportes comenzó los trabajos de habilitación del primer tramo de 27 Kilómetros que costará 40 mil millones de pesos (21 millones de dólares). Según informó Germán Cardona, Ministro de Transportes, ya se está trabajando en los estudios del segundo segmento carretero de 30 Kilómetros, ante lo cual las bravas ciudadanas anuncian que permanecerán vigilantes.
La maestra Luz María Castillo, líder del Movimiento de las Piernas Cruzadas, declaró al diario El Tiempo “Cuando las mujeres decimos no es no, y no damos el brazo a torcer. A nuestros maridos les dijimos: Qué pena, hacemos esta huelga hasta el 11 de octubre y abrimos las piernas cuando tengamos la certeza de que nos harán la carretera”. Se estima que más de 300 mujeres participaron de esta forma de presión. En las noches se reunían para darse mutuamente valor y conversar sobre sus asuntos de interés común como temas de género. Cuentan que muchas de ellas, optaron por dormir en camas separadas para cumplir con la abstinencia. Los pobladores varones, desconcertados por tan insólita protesta comenzaron a acompañarlas en sus tertulias, llegando a sumarse al movimiento un grupo de 50 hombres, encabezados por el Juez local.
Luego del comienzo de las obras, las mujeres agrupadas prepararon un “pusandao”, que es una sopa que lleva carne de res, cerdo y gallina, así como yerbas, cerveza y vino blanco. Este potaje, que fue degustado por el propio Ministro de Transportes quien apadrinará la carretera, acompañó las expresiones de algarabía de los habitantes del municipio que vivió una fiesta que permanecerá en la memoria de la población, habiéndose vaticinado un aumento demográfico dentro de 40 semanas. Esta vez, se ha demostrado que Barbacoas superó a Macondo.
¿Se imaginan esa noche en Barbacoas? Realmente ni el realismo mágico del Gabo hubiera podido llegar tan lejos como este pueblo abandonado por el sistema. Luego nos quejamos de los antisistema.
ResponderEliminarAl margen de lo singular de la protesta y lo ingeniosas que fueron las señoras de Barbacoas, es claro que cuando los pueblos son abandonados secularmente, no pueden sentirse parte de un sistema que luego les reclama lealtades que nunca fueron correspondidas.
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