Hoy habrán 1,000 millones de habitantes de la tierra que pasarán hambre.
24,000 personas mueren de hambre al día en el planeta.
5 millones de niños sucumben al año ante este flagelo y ante la indiferencia de los países ricos. El hambre es la principal fuente de muerte precoz mientras que en países como Estados Unidos se sufre el mal de la obesidad por exceso de alimentos.
Se sabe que 1.200 millones de personas sobreviven con un dólar al día. 114 millones de niños en edad escolar no asisten a la escuela, de éstos, 63 millones son niñas. Cada año fallecen 11 millones de menores de cinco años, la mayoría por enfermedades tratables.
500,000 madres perecen cada año durante el parto o maternidad. El sida no para de extenderse matando cada año a tres millones de personas, mientras que otros 2.400 millones no tienen acceso a agua potable.
Ante cifras tan dramáticas y la desigualdad que se apreciaba en el mundo, en septiembre del año 2000, los 192 países miembros de la ONU suscribieron un acuerdo que fijaba los Objetivos de Desarrollo del Milenio que son ocho, los mismos que se debían conseguir para el año 2015. El primero de estos objetivos es erradicar la pobreza y el hambre, fijándose para el año 2015 la meta de reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre, la de las personas cuyos ingresos son inferiores a un dólar diario y conseguir pleno empleo productivo y trabajo digno para todos, incluyendo mujeres y jóvenes.
Son muy pocos los países de América Latina y Africa que podrán cumplir estas metas. En Asia hay avances considerables tan solo en Malasia, Filipinas, Vietnam, Hong Kong, Taiwan, Singapur y Corea del Sur. Japón prácticamente no ostentaba pobreza ni hambre, de manera que ya ha cumplido con este hito. Se habla de India como una posibilidad de superar lo propuesto antes de 2015. Si bien los países de Europa occidental están prácticamente, cumpliendo el objetivo, en Europa Oriental sólo se han dado avances en Rusia, Ucrania y Turquía. En Oceanía, Australia y Nueva Zelandia ya habrán sido exitosos en este terreno para el 2015.
Ante esta dramática realidad, se incrementa la desigualdad entre los llamados “países ricos” y los del Tercer mundo. Una vez más, la comunidad de naciones desarrolladas cierra los ojos. Apenas Dinamarca, Noruega, Suecia, Holanda y Luxemburgo cumplen el compromiso de la OCDE de destinar el 0.7% de su PIB para ayuda al desarrollo. Es indecente la actitud de Estados Unidos que dedica el 0.14% de su PIB como contribución, cifra que según se estima, es la décima parte de lo que ha gastado hasta la fecha en la guerra con Irak. Japón con 0.2% y España con el 0.23%, también están muy lejos de cumplir el compromiso que habían adquirido. Si los 32 países de la OCDE (Organización de Cooperación para el Desarrollo) honraran lo convenido de destinar el 0.7% de su PIB para combatir la pobreza, sería posible el éxito en la lucha contra esta calamidad.
A pesar que existen la tecnológica y capacidad de producción alimenticia adecuadas para todos los seres humanos, subsiste el drama del hambre y la pobreza por el difícil acceso y distribución de la riqueza, los recursos, los mercados y el conocimiento.
La agricultura es la principal fuente de empleo en los países pobres y podría contribuir a reducir los alarmantes niveles de pobreza extrema; sin embargo nos encontramos que los países desarrollados imponen la apertura de los mercados en su comercio con los países en desarrollo y los productos agrícolas de estos países no pueden competir en los mercados de los países ricos debido a los aranceles y a las subvenciones existentes, que se constituyen en verdaderas trabas al libre comercio y al desarrollo. Una toma de conciencia y cambio efectivo de esta doble moral serían factores clave para superar la tragedia del hambre y la pobreza.
La pesca y la acuicultura tienen un rol fundamental para alimentar adecuadamente a la humanidad. Cada día se descubren más y mejores cualidades de los recursos hidrobiológicos para la salud humana, desarrollo del sistema nervioso de los niños, su crecimiento y nutrición, para las madres gestantes, los adultos mayores, en la prevención de enfermedades cardiovasculares, etc. Si el mundo se decidiera con convicción y decisión, los millones de toneladas de pequeños pelágicos planctívoros que existen en los mares del mundo como las sardinas, anchoveta, jurel, caballa, voladores, arenques, etc., podrían resolver el patético cuadro de desnutrición crónica, muerte y desolación que hoy observamos. Una pesca y acuicultura responsables y sostenibles podrían cambiar el inhumano rostro de escasez y penuria que se observa en el Tercer Mundo, poniendo al servicio de la alimentación los casi 100 millones de toneladas de pesca que se extraen anualmente y los más de 60 millones de toneladas provenientes de la actividad acuícola..
Entre el 20 y el 22 de septiembre de este año, la ONU se reunirá para evaluar los avances en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, los pobres esperan que no sea una sesión plena de retórica y lugares comunes y se pase a la acción.
Debemos actuar ya porque mañana también: Mil millones de personas padecerán hambre.
Haravicu, gracias por hacernos pensar en un hecho que subleva la conciencia de los seres humanos. Si los pa{ises ricos trataran de forma digna a los pobres y no abusaran en el comercio de mercancías, no hubieran tantas migraciones hacia las ciudades de los países desarrollados. Sigamos haciendo conciencia y desterremos el hambre, menos armas y más pescado, menos bombas y más proteínas, menos masacres y más vida.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Gracias Rosalba. Ciertamente, lo importante es tomar conciencia y actuar ya, cada uno tiene algo que hacer y hay que hacerlo hoy.
ResponderEliminarEs una realidad y mira poseemos un mar tan rico que con un poco de acuicultura solucionariamos el hambre de nuestra gente, interesante de verdad.
ResponderEliminarNo entiendo eso de que con el pescado se podria aliviar al hambre del mundo, si es tan caro como se podria pagar lo que cuesta para dar de comer a los hambrientos. es verdad que los omega3 han revolucionado el concepto de alimentos sanos, pero si es tan caro como van a hacer para que llegue a todos,
ResponderEliminarAtentamente
Gracias a Tito y a Porfirio por sus comentarios. Es verdad que con la pesca y acuicultura podríamos resolver grandes problemas de desnutrición y hambre. Respecto al precio del pescado, creo que debemos tener en cuenta que un lenguado o un turbot, no van a ser especies que ayuden a los pueblos pobres porque ciertamente resultarían muy onerosos. Sin embargo existen especies muy abundantes y por lo tanto de mucho menor precio que podrían ser un instrumento para cumplir el objetivo del milenio de reducir el hambre a la mitad en 2015. Pongo como ejemplos a la anchoveta, jurel, caballa, sardina y el calamar gigante. Perú, que es uno de los líderes pesqueros del mundo presentó en APEC un proyecto para la utilización de pequeños pelágicos que se debe poner en marcha el próximo año, ojalá se materialice.
ResponderEliminarUn saludo