La lapidación es un ajusticiamiento de antigua data que consiste en que el populacho arroje piedras contra el condenado hasta causar su muerte. Como una persona puede soportar golpes que no son de necesidad mortal, la lapidación es una muerte muy lenta. Esto causa un gran padecimiento en el sentenciado, y por esta razón, es una forma de ejecución que se abandonó progresivamente a partir de la toma de conciencia en el mundo por los derechos de la persona y en contra de los actos de tortura.
En la mitología griega aparece Palmedes, hijo de Nauplio, lapidado por intrigas de Odiseo que lo acusa de traidor por conspirar con Príamo de Troya. En Oriente se practicó desde tiempos inmemoriales. En citas bíblicas se encuentra esta costumbre que sancionaba la blasfemia (Éxodo 24:14), a las mujeres que se casaban sin ser vírgenes (Deuteromonio 22:20-21). En el Evangelio de San Juan, Capítulo 8, Jesús salva a una mujer acusada de adulterio. Con su célebre sentencia "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra", cambió la costumbre ya que si se descubría que el condenado era inocente, se podía culpar a los acusadores de perjurio e, incluso, de asesinato.
La sharía (ley islámica) la estipula para casados, separados, divorciados y a viudos que tengan relaciones extramaritales. La condición de adulterio es determinada por el tribunal islámico de turno. El delito debe probarse por la confesión repetida del acusado o el testimonio de cuatro testigos varones (o de tres hombres y dos mujeres).
Hoy, 58 países mantienen la pena de muerte, de éstos se tiene registros, en los últimos años, que se ha dado esta modalidad de ejecución en Somalia, Irán, Sudán, el norte de Nigeria, Pakistán, Afganistán, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, una provincia de Indonesia y Yemen en aplicación ortodoxa de la sharía, aunque el Corán no lo prescribe.
Según denuncia Amnistía Internacional, últimamente sólo tienen constancia de su aplicación en Somalia, Nigeria, Irán y una provincia de Indonesia. Causó estupor mundial el caso de una niña en Somalia, Asha Ibrahim Dhuhulow, que finalmente se comprobó que tenía apenas 13 años y no 23 como decían los testigos y que murió lapidada en 2008. Han habido casos emblemáticos como el de Amina Lawal en Nigeria, en 2001, acusada por estar embarazada siendo soltera que mereció una campaña internacional que recogió nueve millones y medio de firmas consiguiendo su absolución 3 años después. En Irán, al menos 6 personas han sido ejecutadas entre 2006 y 2009. En Indonesia se limita a una provincia, Aceh, en Sumatra. Su Cámara de Representantes dictó en septiembre de 2009 una norma local que recoge este castigo para los adúlteros. Se han conocido denuncias en Afganistán y Emiratos Arabes sobre lapidaciones producidas en 2005.
Es cierto que los musulmanes han sido injustamente estigmatizados. Es verdad que sufren discriminación por causa de sus ideas y que muchas veces se les trata, a priori, como enemigos de la humanidad, cometiéndose inadmisibles injusticias. Occidente se equivoca al querer entender el mundo desde su óptica, desconociendo historia, cultura, tradiciones, idiosincrasia, religión y moral de Oriente. En este blog hemos comentado sobre la oposición a construir una Mezquita en Nueva York por parte de políticos conservadores que aprovechan la sensibilidad de su pueblo para hostilizar a los árabes en general, lo que nos parece censurable. Creemos que el Presidente Obama está ante una prueba vital para su gobierno y para el mundo.
Sin embargo, en este caso, creemos que nada justifica esta práctica de tortura en pleno Siglo XXI, sea donde fuere y que los musulmanes deberían abolirla explícitamente en los países donde se produce. Afortunadamente esta anacrónica lacra pierde posibilidades en un mundo globalizado, con información en tiempo real, prensa y opinión pública que presionan a los gobiernos autoritarios contra crímenes de lesa humanidad. Nada justifica la tortura contra un ser humano. No es aceptable que alguien sea asesinado por razones de índole personal como su vida marital o sus creencias . Hagamos conciencia y nunca nos quedemos callados cuando se cometa una atrocidad como la lapidación en cualquier parte del mundo.
Felicitaciones Webmáster
ResponderEliminarTienen que ser de veras naciones bárbaras para condenar a muerte a alguien (y peor a pedradas) por cualquier clase de motivos y peor aun, por razones hipócritas como tener sexo antes del matrimonio. No tengo nada contra los vecinos del medio oriente y estoy de acuerdo con la construcción de la mesquita, pero opino, sin sonrojar que los que aplican la pena de muerte, son unos descerebrados.
Lo podría haber dicho con palabras más "tolerantes", pero ¿para qué? Si querría haber dicho lo mismo.
Un saludo y sigue así!
De manera más "tolerante" diré que esta abominable manera de asesinar es un hecho focalizado en pocas regiones y que no compromete al mundo árabe ni a Oriente. Sin embargo, coincido en que además de ser una costumbre irracional, esconde grandes hipocresías.
ResponderEliminarGracias por escribir
Haravicu, estemos atentos a condenar todo acto de violencia de un ser humano a otro, por que es esto lo que hace perder su condición a la humanidad, y entradas como esta me hacen pensar que la internet tiene muchas más utilidades, felicitaciones, sigue adelante!!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario y las felicitaciones.Hechos de barbarie deben ser condenados y combatidos vengan de donde vengan. No hay razón, ni siquiera la religión o tradiciones, que justifique torturar y asesinar a cualquier ser humano. Si se cometen faltas o delitos, los tribunales de justicia deben dar penas que reeduquen al condenado y no fomrntar prácticas de sadismo.
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