El 25 de agosto de 2011, un grupo de aproximadamente 15 personas protagonizaron un sangriento atentado en Monterrey contra el casino Royale. El hecho es uno de los ataques más graves en la guerra desatada por los carteles de la droga contra el gobierno en el que la población es la más afectada. Costó la vida a 52 personas y dejó cuantiosos daños materiales y terror en el país. Estas instalaciones ya habían sido asaltadas en dos ocasiones este año, la primera el 17 de enero y luego el 25 de mayo. El 4 de mayo fue cerrado por la Municipalidad por ampliar sus instalaciones sin autorización, siendo reabierto el 31 del mismo mes por orden del Tribunal Contencioso Administrativo. La mayor parte de las víctimas murió asfixiada por el humo, refugiada en los baños y oficinas, huyendo de los asaltantes que rociaron gasolina, hicieron disparos y detonaciones de granadas y explosivos. Las salidas de emergencia del establecimiento se hallaban cerradas con llave y el segundo piso se desplomó. El casino se convirtió en un infierno sin salida.
Alcalde Larrazábal y Gobernador Medina |
En los días siguientes se ha producido un intercambio de acusaciones entre el alcalde Fernando Larrazábal del Partido Acción Nacional (PAN) y Juana Treviño Torres, presidenta del Tribunal Contencioso- El alcalde señala responsabilidad en el Tribunal por ordenar la reapertura y la Presidenta sindica responsabilidad municipal por no verificar la operatividad de las salidas d emergencia. Los actos se atribuyen a Los Zetas y al Cártel del Golfo, facciones narcoterroristas mexicanas. El Gobernador del Estado de Nuevo León, Rodrigo Medina De la Cruz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en funciones desde 2009, ha informado la detención de 5 personas que serían responsables del atentado y ha anunciado la inminente captura de dos más. Sin embargo, la opinión pública regiomontana está harta de la violencia y corrupción que se vive en el Estado y el 28 de agosto se congregaron más de un millar de ciudadanos frente a sus oficinas, exigiendo su renuncia.
Hoy domingo 4 de septiembre, se produjo una marcha convocada desde las redes sociales, con el lema “Monterrey dice hasta aquí” en la Macro Plaza de Monterrey, en la Explanada de los héroes. Se concentraron cientos de personas pidiendo las renuncias del alcalde Larrazábal y del gobernador Medina, mostrando su indignación por la inseguridad en que se hallan los ciudadanos y la corrupción que se ha destapado tras el atentado al casino. Sin embargo, un grupo de simpatizantes del PRI, irrumpieron con pancartas y altavoces defendiendo a su gobernador y profiriendo ataques contra el presidente Felipe Calderón (PAN) y coreando el pedido de su renuncia. El público asistente lamentó que una manifestación pacífica se tornara en una agresión por parte de un grupo de choque que presumían, habría sido contratado por el PRI. La entonación del Himno Nacional puso fin a la reunión y a las notas de violencia que se querían repudiar en el acto.
México, un país dotado de un inmenso territorio pleno de riquezas naturales, con un pueblo laborioso que ha dado muestras de valentía y heroicidad a lo largo de su historia, se sigue desangrando por una demencial guerra iniciada por las mafias de la droga y el crimen, pero también herido por una corrupción profundamente arraigada en todos los niveles del poder. En medio de ese callejón que parece no tener salida, sus ciudadanos ponen la sangre con la que esa nación se ve bañada en estos tiempos. No debería esperarse que la existencia misma de la nación mexicana se vea en peligro, para actuar decididamente en cortar de raíz estos males. Para eso hace falta que los gobernantes sean ejemplares en su conducta y transparentes en su gestión.
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