El lavado de dinero es un proceso criminal por medio del cual se esconde el origen de los recursos económicos generados por acciones al margen de la ley como narcotráfico, tráfico de armas, corrupción, fraude fiscal, crímenes de guante blanco, trata de blancas, piratería, secuestro, extorsión, trabajo ilegal y terrorismo. También es conocido como lavado de activos, lavado de capitales o blanqueo de dinero. Mediante estas actividades se logra que el dinero y activos provenientes de estas fuentes ilegales aparezcan como correspondientes a emprendimientos legales y logren su libre circulación en el mundo financiero. En la era de la globalización, los problemas del lavado son de alcance mundial. Los que blanquean dinero, aprovechan la complejidad del sistema financiero mundial, así como las diferencias legales y los sistemas nacionales de prevención y se sienten especialmente atraídos por jurisdicciones con controles deficientes o ineficaces hacia donde es más fácil transferir sus fondos sin detección. Por ello, los problemas en un país pueden propagarse al resto de la región o a otras áreas del mundo muy rápidamente. Puede deteriorar la integridad de las instituciones y los sistemas financieros, desalentar la inversión y desdibujar los flujos internacionales de capital. Incide negativamente en la estabilidad financiera y la evolución económica de un país.
Esta actividad tiene diversas técnicas como la estructuración o trabajo de hormiga, complicidad con funcionarios o entidades financieras, mezclar fondos ilegales con dineros de empresas legales y empresas de fachada que tienen una organización legal que sirve de máscara para lavar fondos ilegítimos. También lo hacen mediante la compra de bienes o instrumentos monetarios con dinero en efectivo, con la complicidad de los vendedores, transporte y contrabando de efectivo, transferencias bancarias o electrónicas, venta o exportación de bienes para dificultar el rastreo y compra de inmuebles bajo su precio para después venderlos a su precio real y justificar ganancias. Finalmente, emplean la creación de compañías de portafolio o “Shell company” que solo existen en papeles y sirven de disfraz para movimientos ilícitos, la complicidad de la banca extranjera para legalizar fondos, falsas facturas de importación o exportación para sobrevalorar u subvaluar, según convenga y garantías de préstamos y ventas de valores a falsos intermediarios con el fin de venderse bienes a si mismos.
En 1998, la ONU logró un acuerdo internacional para la lucha contra el lavado de dinero adoptando los principios de una cooperación jurídica internacional en materia penal contra esta lacra. La gran mayoría de las organizaciones internacionales apoyan todo acuerdo para combatir el lavado de dinero a nivel mundial como el FMI, OEA, Unión Europea, OTAN, Consejo de Europa, FMI, Banco Mundial, etc. En este contexto, tiene mucho valor que Colombia, azotada por la violencia y el narcotráfico, haya superado las expectativas internacionales y sea un modelo en programas anti-lavado, tanto que se utiliza en foros internacionales como un ejemplo a seguir para superar crisis de confianza en el sistema financiero. Es así que en una cita del Comité Político y Seguridad de la Unión Europea, el ministro del interior colombiano, Germán Vargas Lleras, declaró que en Colombia se lavan unos 8,800 millones de dólares y equivale al 3% de su PBI. Destacó que Colombia ha aumentado las penas por blanqueo, “aprobó una política en la materia y trabaja de la mano con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para que la sociedad tome conciencia de los peligros del lavado, la financiación del terrorismo y el contrabando”.
Germán Vargas LLeras |
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