Desde los 90 y como producto de la ineficiencia de los partidos gobernantes hasta entonces, surgió una “nueva manera” de hacer política. Este estilo no tenía nada de nuevo en el fondo, sino en la forma. Ya no era el militarismo el que salvaría a sus países del caos reinante por culpa de “politicastros, comunistas o totalitarios”. Serían “políticos no tradicionales”, ajenos a las organizaciones partidarias, los que representarían la indignación popular y cambiarían el viejo orden para instaurar una “democracia auténtica”. Se modificaría la Constitución, perseguiría a los dirigentes del pasado y trataría de perpetuar en el poder a un nuevo mesías que acapararía todos los poderes públicos, garantizando un “juego democrático” hecho a su medida. Es punto de partida de nuevas grandes crisis en la economía, la institucionalidad democrática, de valores cívicos y ciudadanos. Con cinismo se manipula a la población diciendo “roba, pero hace obra”, “es corrupto, pero hay paz”, “el pueblo quiere acciones y no discursos”, etc. He aquí 3 ejemplos de lo que hacen estos autócratas
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó "la Revolución llegó para quedarse". "Yo no me voy en el 2021 sino en el 2031", expresó Chávez, en una reunión del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el Palacio de Miraflores, poco antes de salir a La Habana a hacerse una nueva quimioterapia. Pidió la participación ciudadana para “repolitización, repolarización y reunificación”, señalando que no puede haber acuerdo con la derecha por estar en polos opuestos ya que él está construyendo “la nueva hegemonía”. Pidió también a los venezolanos estar vigilantes ante cualquier "plan elaborado por fuerzas imperiales, por la burguesía, que pueda calentarle la oreja a alguien y utilizarlo para un hecho puntual y aspirar a que se incendie el país”. Estas expresiones son muy comunes en el excéntrico mandatario que no tiene rubor alguno de desnudar su entraña totalitaria a pesar que su país se prepara para una pantomima electoral en 2012.
El bufón mayor de estos tiranuelos modernos suele ser Evo Morales de Bolivia. Acaba de dirigirse a los altos mando militares de su país diciéndoles: “Ustedes saben, generales, almirantes, oficiales, cuando un jovenzuelo embaraza a su compañera, es preferible escapar al cuartel y cuando sale del cuartel, es intocable ese soldado. Eso pasa porque las Fuerzas Armadas es imagen de servicio a la Patria”. En medio del caos social al que ha llevado a Bolivia, ahora ha generado una explosión de críticas desde todos los sectores por estas irracionales y cínicas palabras. La diputada María Cristina Viscarra dijo que esta palabras contrarias a la dignidad de la mujer, demuestran “la calidad de autoridad que representa el mandatario”. La legisladora del Movimiento Sin Miedo Marcela Revollo, fustigó al gobernante porque no entiende la lucha de las mujeres por el respeto y por superar el machismo, ni la lucha de los pueblos indígenas, “Le parece cómica y burlesca esta acción que resalta la irresponsabilidad masculina frente a una mujer embarazada, es el caso de abandono a mujer gestante que es reconocida como un delito”, concluyó.
En Ecuador, César Ricaurte de la ONG Fundamedios denunció haber sido amenazado de muerte luego de criticar al gobierno en una audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El gobierno programó una serie de “cadenas” (programas de emisión obligatoria para radios y televisoras que Correa copió de Chávez) contra Ricaurte y otros periodistas. Desde ahí “tuvimos una gran cantidad de mensajes, unos insultándonos y varios más amenazándonos directamente de que nos van a desaparecer físicamente” denunció el hombre de prensa quien acudirá a la Fiscalía. Rafael Correa alega que esas “cadenas” decían la verdad y que “No fueron a defender la libertad de expresión, fueron a tratar de demostrar que yo soy un sinvergüenza para ayudar a estos periodistas autores de un libro (El Gran Hermano) en un juicio privado”, refiriéndose a un libro en el que los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita señalan que su hermano Fabricio Correa, les dijo que éste sabía de los contratos que él tenía con el Estado. Correa lo niega y ha interpuesto una demanda contra ellos exigiendo 10 millones de dólares por daño moral que se sumarán a los 40 millones de dólares que le ha ganado al diario El Universo, con lo que es uno de los hombres con mayor fortuna del país.
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