Yo quería escribir sobre algo positivo hoy y habían algunas opciones para hacer una entrada al respecto. En el mundo hay gente que enfrenta las vicisitudes que le presenta la vida cotidiana y que remonta la adversidad con entereza admirable. Mujeres que luchan solas con la carga laboral sobre sus hombros y sacan adelante a sus hijos, muchas veces, sin la ayuda de sus padres. Hay hombres que generan sus propios puestos de trabajo con creatividad y se enfrentan desigualmente en mercados cuyo terreno no siempre es plano para la competencia. Niños que fueron abandonados por sus padres o que quedaron huérfanos por culpa de una bala, una bomba o el inclemente fuego de un avion no tripulado, comandado "valientemente" a distancia. Muchas veces un niño queda a cargo de sus hermanos menores y trabaja para darles el sustento, sacrificando su niñez, su inocencia y su futuro. Exsiten grupos sociales que domestican la naturaleza agresiva y convierten un desierto en campo productivo, una montaña en una oportunidad, o el mar, explotado racionalmente, en despensa.
Pero escogí el nacimiento de Jesús como la buena noticia de hoy. No sólo para los creyentes o para los millones que profesan la fe cristiana en el mundo. También para los que creen en la fuerza del amor y encuentran en el Niño que nace hoy, al mensajero de la Paz y el optimismo en el mundo, el triunfo del amor sobre el odio y la ternura sobre cualquier otro sentimiento negativo. La humanidad se detiene hoy para celebrar el advenimiento de Jesús, aunque muchas veces este festejo se distorsina por el cariz comercial y hasta mercantilista que se le da en muchos lugares. Por eso creo bueno recordarles que no se trata de disfrutar el evento comercial del año, sino de encender en nuestros corazones, la luz que el Niño que nació en Belén, irradia hace más de 2000 años.
Recordemos algunos pasajes del Evangelio, según San Lucas:
1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
10 El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre."
13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
14 "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace."
15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado."
16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño
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