En medio de es estado de violencia, se han dado unas elecciones municipales que, aunque poco concurridas, pretenden dar una imagen de aprobación ciudadana a las poco creíbles reformas planteadas por el dictador y una huelga general para que el Gobierno acuartele sus tropas y libere a los miles de ciudadanos detenidos y desaparecidos desde marzo. La protesta pacífica no es la única en el país. El Ejército Libre de Siria congrega a opositores y desertores indignados al ver la imposibilidad de conseguir resultados por la vía no violenta. Aunque el caos no ha afectado mayormente a Damasco y Alepo, las principales ciudades del país, Homs y Deraa concentran la mayor ira popular, la misma que se originó en las políticas estatales que afectaron a su industria y agricultura. La religión no podía estar ajena a este conflicto que tiene a los grupos suníes como el grupo opositor más fuerte.
En este contexto ha causado la turbación mundial, la noticia de la arbitraria detención de la bloguera sirio americana Razan Ghazzawi cuando se dirigía a cruzar la frontera con Jordania a donde acudía invitada a una conferencia sobre Libertad de Expresión en el mundo árabe. Se le acusa de crear una organización que pretende cambiar la naturaleza económica y social del estado, debilitar el sentimiento nacional y de intentar promover la lucha sectaria. Ghazzawi es una de las pocas personas que firma sus artículos en Internet con su propio nombre, ha denunciado las violaciones de Derechos Humanos de Bashar El Assad y ha defendido la libertad de expresión y los derechos de los blogueros, los homosexuales y activistas opositores sirios.
En Twitter, con la etiqueta #freerazan se han generado miles de mensajes clamando por su libertad. Los usuarios comparten imágenes para incluir en blogs y perfiles en redes sociales y su página de Facebook tiene más de 3,000 seguidores. Se espera que el gobierno de EEUU, país del que también es ciudadana, exija garantías para su vida y que la presión internacional hagan ceder a sus carceleros los que han demostrado un nulo interés por cumplir con sus promesas de liberalizar las condiciones de vida en el país. El caso de Razan es visto como un ícono de los cientos de periodistas y blogueros impedidos de ejercer su derecho a la expresión en el país y debilita aún más la ya mellada imagen de un tirano que se tambalea entre sus dudas, temores y contradicciones.
Y LUEGO TIENEN EL DESCARO DE DECIR QUE ES EL IMPERIO EL QUE NO LOS QUIERE IGUAL QUE EL CORRUPTO DE GADAFI
ResponderEliminarEl caso de Siria hoy es un claro ejemplo de una dinastía tiránica que hace uso de la violencia contra los ciudadanos de su país. Eso no debe hacernos perder de vista que en algún momento han sido enemigos del bloque EEUU - Israel y que por lo tanto han sido satanizados por la prensa afín a esas potencias más de la cuenta en muchas oportunidades en el pasado. Gracias Salomón por tu participación.
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