Se proscribe el rock y peor
si lo toca o canta una mujer, las heroínas de la League Of Legends (por sus trajes reveladores), el ratón Mickey y otros símbolos occidentales,
los que son sustituidos por “héroes de la religión musulmana”, los videojuegos
como World of Warcraft y Second Life
porque promueven “la superstición, la violencia, los desnudos y la mitología”,
las estatuas de Buda, el bikini, la
tanga y la minifalda, las revistas como Playboy,
la pornografía y los espectáculos de mujeres desnudas, los jeans, los tatuajes
y las uñas largas en las universidades. Existe un largo listado de etcéteras en
un país que hace unos años buscaría volver
a los valores inherentes de la revolución islámica de 1979, a partir de la
cual, las mujeres fueron obligadas a cubrirse el pelo en público y a vestirse
con ropa ancha y larga.
Muchas de estas prohibiciones
se decretan a través de Fatwa, una
especie de decretos morales, que en países con gobiernos sustentados en el
islamismo, tienen fuerza de ley y son emitidos
por especialistas en derecho religioso en casos que la jurisprudencia
islámica no se ha pronunciado específicamente. Uno de los Fatwas más conocidos internacionalmente fue el emitido por ayatolá Ruhollah Jomeini en 1.989, con el que
condenaba a muerte al autor de Los versos satánicos, Salman Rushdie, por el crimen de haber escrito "contra el
profeta del Islam, y contra el Corán". Indudablemente este decreto
buscaba aterrorizar a quienes pensaban cuestionar e insultar a las creencias
sagradas de los musulmanes. Otro controvertido Fatwa fue decretado por Osama
Bin Laden quien pedía atacar intereses occidentales en el mundo.
Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán hasta agosto 2013 |
Sin duda, mucho de lo que se
escribe sobre Irán es exagerado y no
pocas veces con la intención de desacreditar a sus gobernantes manipulando a la
opinión pública y predisponiéndola a rechazar cualquier declaración que
provenga de estos líderes. Pero la historia demuestra que tras la intromisión
de las cúpulas religiosas, las restricciones en la vida de los ciudadanos y el
recorte de las libertades de opinión y expresión, se esconden totalitarismos
inmensamente dañinos al ser humano y a su condición, así como una corrupción
que desintegra a las sociedades. Agazapados y protegidos por los
fundamentalismos siempre se encuentran los tiranos, dictadores y asesinos más
inmorales y despreciables. Sea cual sea su bandera o sus enunciados políticos y
religiosos.
Occidente quiere que todos piensen y viven como ellos, pero que se queden abajo. Que deseen el dinero, pero que se quede en Occidente. Que les den petróleo, pero no disfruten de los beneficios. Doble discurso y doble moral. Las culturas distintas, ven el mundo de manera distinta, deberían haber aprendido eso.
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