GANDHI

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"La violencia es el miedo a los ideales de los demás"
SENTENCIAN A 50 AÑOS A LOS ASESINOS DE FACUNDO CABRAL
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viernes, 30 de agosto de 2013

MANOLETE: SU PASO A LA INMORTALIDAD


Hoy se cumplieron 66 años de un día negro para la Fiesta Brava, la muerte de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, Manolete, uno de los dioses del toreo, su mito más representativo y su leyenda majestuosa. Tras su muerte se ha escrito y debatido en diferentes idiomas y desde muy diversas ópticas, pero todos coinciden en que el Mounstruo de Córdoba revolucionó el arte de torear, instaurando un antes y un después de su presencia en los ruedos. Poseía un peculiar estilo vertical en la muleta, unos singulares pases de perfil,  la mirada lánguida y serena, era pálido y acaso triste como lo atestiguan las fotos de la época y las pinturas que se han hecho para representar con arte, el cuerpo y alma de uno de los grandes de España. Transmitía austeridad, haciéndole pensar al aficionado que todo lo tenía calculado con sus pases “al hilo del pitón”, toreando mirando al tendido y con su soberbio estilo con el capote y la muleta. Se erigía en héroe de la arena a expensas de darlo todo, de ofrecerlo todo y todo por el toreo. Por eso hoy suena a inevitable profecía, aquella frase suya al referirse a una de las cornadas sufrida en su carrera: “Sabía que el toro venía a por mi y no podía moverme. Si lo hubiera hecho, no sería Manolete”.

Como todo genial artista, dio más de lo que el público esperaba de cualquier otro diestro y la gente que llenaba las plazas, le exigía más aún. Era como si después de contemplar el infinito, quisieran llegar un paso más arriba y otro y después, seguir ascendiendo. Nacido el 4 de julio de 1917, hijo de un torero en una familia de matadores y banderilleros. Su madre había estado casada con un espada conocido como Lagartijo chico. Tomó la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla, de manos de Chicuelo y en presencia de Gitanillo de Triana. Su carrera tuvo un vertiginoso ascenso destacando por su elegancia, sobriedad y dominio del animal que lo convirtieron en la sensación de la tauromaquia en la post guerra española que destruyó al país ibérico. En 6 años de carrera participa en 416 encierros, todo un récord, en el que impone su presencia y da brillo a la Fiesta Nacional de España. Puso en valor las admiradas manoletinas, pase de frente, sujetando la muleta por detrás de la espalda. Además de conmover a la afición de toda España, sus genialidades fueron admiradas en las tradicionales plazas de México, Colombia, Perú y Venezuela donde cosecha aplausos, apéndices y admiradores que se entregaron al maestro del toreo. Dicen los entendidos que su presentación más apoteósica fue el 6 de julio de 1944, en la plaza de Las Ventas, en la corrida de la Asociación de la Prensa. Ese año fue en el que más tardes lidió, 92, y en la que protagonizara más salidas en hombros por la puerta grande. Bien merecido tiene el título de Cuarto Califa del Toreo (título honorífico que se concede a los grandes matadores de la provincia de Córdoba), luego de Lagartijo, Guerrita y Machaquito.

El jueves 28 de agosto de 1947, día en el que se celebra a San Agustín, el Padre más grande de la Iglesia Católica, (quien murió ese mismo día en Hipona, Argelia el año 430), Manolete alternaba en la plaza de Santa Margarita de Linares, ante 10,500 espectadores, con Luis Miguel Dominguín y Gitanillo de Triana II. Venía precedido de una gran polémica por su ausencia de los ruedos y el anuncio de retiro; “Tengo que dejar el toreo, no puedo más porque más ya no puedo dar”. Viste de rosa pálido y oro. El quinto de la tarde era un astado cornicorto de 495 Kgs, con la divisa de Eduardo Miura, de poca casta, de color negro entrepelado y bragado, llamado Islero. Manolete advierte sus defectos y le pone la muleta abajo, alternando manoletinas, derechazos y ayudas por alto. A la hora de matar, lo hizo de dentro a fuera, al volapié, muy despacio, marcando todos los tiempos de la suerte suprema, hundiendo el estoque en el morrillo hasta la empuñadura. Es ahí que el toro lo coge por la ingle con el pitón derecho, lo llevó hacia arriba y cayó al suelo luego de dar vueltas. El animal se dirige a las tablas donde dobló.  Islero había perforado el Triángulo de Scarpa afectando la arteria femoral, con sección de la safena y otros vasos sanguíneos de la ingle derecha.


Manolete fue operado en la enfermería y llegó a recobrar la consciencia, hasta allá le llevaron las orejas y el rabo del animal al que dio y del que recibió la muerte. A las pocas horas el torero se recuperó, habló, se fumó un cigarrillo e indagó por la corrida, dentro de su delicado pronóstico. Perdió mucha sangre por lo que se le aplicaron transfusiones. Luego, el doctor Giménez Guinea, amigo del matador, dispuso que se le aplicara un plasma noruego donado a España para atender la catástrofe producida por el estallido producido el 18 de agosto,  de un depósito de minas instalado en tiempos de la Guerra Civil que costó la vida de 152 personas, 5,000 heridos y 2,000 inmuebles afectados. Se especula que este suero podría haber precipitado la muerte de Manolete quien a los 30 años subía al altar que sólo ocupan los grandes entre los grandes. Otros señalan que los galenos no tuvieron el valor de resolver el problema amputando la pierna porque, según el periodista Tico Medina, “Nadie se imagina a Dios con una pierna de menos”.
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Manolete es el artista más grande que han parido las Españas en todos los tiempos, ¡Olé! No se cómo pueden haber enemigos del arte y del valor humano.

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  2. Mi padre me obsequió de pequeño un libro escrito por un amigo suyo (Juan Miletich), bajo el título de "Manolete en la plaza de toros de Lima". Gracias a este valioso trabajo, supe que Manolete en Acho intervino en 10 corridas y 1 festival, cortando 9 orejas y 2 rabos y que, de no ser por haber fallado con el hierro, hubiese cortado muchos más apéndices. Asimismo, alternó con los diestros nacionales Alejandro Montani, José A. Roca Rey y Fernando Graña.

    Nunca sabremos qué hubiese pasado con la carrera de Manolete si no perdía la vida aquella nefasta tarde del 47. Sin embargo, para todos los amantes del mundo de los toros, lo hayan visto o no, Manolete es el más grande genio de todos los tiempos de ese precioso arte que une y reúne a los pueblos llamado tauromaquia.

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