Las tortugas marinas son unos los reptiles más antiguos que sobreviven en el mundo, que habitan aguas de océanos de aguas tropicales y templadas en las cuales alcanzan velocidades de hasta 35 Kilómetros por hora. Durante el periodo reproductivo (de desove), se concentran en grandes grupos en las playas y zonas arenosas en las que entierran sus huevos (aproximadamente 100 cada una), los mismos que se incuban a la temperatura del ambiente. Luego de 45 a 60 días se produce la eclosión de las tortugas bebé, las que se dirigen desde la arena hasta el mar. En ese trayecto se produce una altísima mortandad que puede acercarse al 100%, tanto por depredación de peces adultos, aves de carroña, insectos, hongos y de humanos, que los consumen como afrodisiaco. Esta acción más la contaminación de las zonas costeras y las capturas excesivas de ejemplares adultos, para comercializar su carne, las han puesto en peligro de extinción.
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Tortuga Carey |
Las principales especies que se encuentran en aguas de Nicaragua son: Tortuga verde, Chelonia mydas agassizii, Tortuga carey, Eretmochelys imbricata, cuya caparazón se usa como ornamento, Tortuga laúd, Dermochelys coriácea, que son las más grandes y se les captura incidentalmente en las redes y anzuelos de pesca, Tortuga cabezona, Caretta caretta, altamente migratoria, viaja desde Japón a la costa de América del Norte y Central y también es capturada incidentalmente, Tortuga paslasma, Lepidochelys oliveacea que son unas de las tortugas marinas más pequeñas. Se estima que unas 15 mil tortugas han formado sus nidos en las costas del Pacífico nicaragüense, en las playas de La Flor y Chacocente, con más de 20 Kilómetros de costa, en las que el Ejército de ese país destacó a 200 efectivos para resguardar la vida natural, trabajando con las organizaciones de pobladores costeros.

Se estima que durante la campaña 2010-2011 arribaron 240 mil tortugas que anidaron en las playas del Pacífico de Nicaragua, de las cuales nacieron 2 millones 800 mil tortuguillos y debido a la presencia militar se ha disminuido el número de nidos de tortugas destruidos por saqueo, lo que se traduce en un mayor nacimiento de tortuguillos con lo que se contribuye a evitar su extinción. Los santuarios de tortugas más importantes de Nicaragua son La Flor y Chacocente, en las costas del Pacífico, y declaradas Refugios de Vida Silvestre, y en las reservas naturales Isla Juan Venado, Volcán Cosigüina y Estero Padre Ramos, en el occidente del país. La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) protege a estos animales siendo ilegal capturar, dañar o matar tortugas de este tipo.