DILMA ROUSSEFF |
La campaña ha terminado con una serie de acusaciones y golpes bajos, principalmente contra la candidata que lidera las encuestas. Se han presentado videos, se acusa al PT de pretender censurar a la prensa y se insinúa que Dilma será manejada por el PT mediante un slogan que dice "Brasil no es el PT, Brasil es de los brasileños". Lo cierto es que, como ocurre normalmente, estos ataques, acompañados de una costosa campaña mediática, consolidan la ventaja de 20 puntos que distinguen a la coalición oficialista.
Brasil es el quinto país en extensión en el mundo, con 200 millones de habitantes y su economía se consolida como la octava en el orbe. Presenta indicadores muy alentadores. Su moneda, el Real, se ha apreciado con respecto al dólar en 32.7% en 2009 y en lo que va del gobierno de Lula en 107%. Se está por ejecutar una capitalización de la gran empresa petrolera, PETROBRAS, que pretende recaudar 70 mil millones de dólares. Las exportaciones que llegaban a 59 mil millones en 2003, alcanzaron su pico mayor en 2008 con 197 mil millones. Debido a la crisis, que ya se superó en ese país, este año llegarán a 170 mil millones. Las reservas internacionales han pasado de 40 mil millones cuando se inicia la era Lula a más de 250 mil millones. El año 2008, en plena crisis, Brasil recibía 45 mil millones de inversiones, este año se estima un crecimiento del PIB en 7.5%.
Este país se ha convertido en una de las economías "locomotoras" del mundo junto con China, Rusia e India, pero además es una democracia ejemplar que desde 1985 rige los destinos nacionales. Precisamente, es la democracia y sus preceptos constitucionales los que impiden a Lula presentarse en estas elecciones pese a su altísima popularidad. El PT y su candidata Dilma tienen la misión de hacer "Lulismo" sin Lula. Uno de los méritos del PT es haber sintonizado con los sectores populares que rechazan a la derecha represiva e inhumana así como al centro neoliberal. Sin caer en la demagogia y el facilismo que detienen el avance de los pueblos y les hacen perder el paso de la historia, Lula ha conseguido ponerle un rostro humano a una economía capitalista desarrollista que se expande en el mundo y se soporta en un mercado interno en crecimiento. La institucionalidad brasilera tiene ya 25 años y se ve con optimismo y simpatía en todo el mundo, sin embargo le queda pendiente atender las desigualdades sociales y de renta que se pueden ver en este país que ocupa la mitad del territorio de Sudamérica. También queda como asignatura incompleta, resolver el problema agrario que ha sido un tema del que mucho se habló en las pasadas campañas de Lula y que no se ha atendido hasta el momento siendo un caro anhelo de grandes sectores de habitantes del país.
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