Del 16 al 21 de agosto se realizará en Madrid la Jornada Mundial de Jóvenes, bajo el lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Estos eventos se iniciaron hace 25 años, en abril de 1986, en Buenos Aires, cuando 2 millones de jóvenes se congregaron en la Avenida 9 de julio. El jueves 18 llegará a Madrid el Papa Benedicto XVI quien se reunirá esos días con los jóvenes, culminando en un acto multitudinario en el aeródromo de Cuatro Vientos, lugar en el que Juan Pablo II tuvo un encuentro monumental con los jóvenes en 2003. El Santo Padre también participará el viernes en un vía crucis entre las plazas de Colón y Cibeles, donde irá haciendo reflexiones en cada una de sus 15 estaciones.
Este evento será utilizado para enfrentar a los españoles. Por una parte cientos de miles de jóvenes fervorosos, militantes de su fe, que pretenden darle una expresión moderna y cercana a la población. De otro lado, organizaciones contrarias a la Iglesia Católica, encuentran la ocasión propicia para su labor de desprestigio. El lema “De mis impuestos, al Papa cero”, atravesará la Puerta del Sol, que en las últimas semanas se ha vuelto el ágora del “movimiento de los indignados”. La organización de la JMJ estima en 50 millones de euros el costo de la reunión, sufragados por los peregrinos y donativos de empresas. Los contrarios a la visita del Papa critican el gasto que supone el uso de polideportivos, albergues y colegios por los peregrinos. También les molesta la rebaja en el pasaje de transporte para los jóvenes y que se permita a las empresas deducir de impuestos sus donativos a las jornadas, tal como lo autoriza la ley también con otras actividades.
El movimiento 15 M, de los “indignados” acordó este domingo la campaña “Cuélate en el Metro y por supuesto no pagues la multa” en respuesta a la rebaja del transporte para los jóvenes cuando el billete se incrementó en un 50 % para todos. De manera desproporcionada han anunciado una protesta para el martes 16 al medio día frente a las oficinas del Consorcio de Transportes de Madrid. Los jóvenes católicos responden destacando la labor social de la Iglesia con 800 leprosorios, 10 mil hogares para niños y ancianos, miles de Madres Teresa de Calcuta atendiendo a los pobres, educando y curando. La opción por los pobres que señala en el Evangelio, demuestra el compromiso de la fe con la necesidad justicia en el mundo terrenal.
España vive una crisis económica ante la cual no se ven reacciones gubernamentales tendientes a resolver las raíces de la misma. Simultáneamente ha surgido una sensación de descontento con los partidos tradicionales que la han gobernado desde la recuperación de la democracia a quienes se considera como administradores corruptos de los destinos del país y que trabajan para las grandes corporaciones en desmedro de las clases medias y populares. Ante la inminencia de un ajuste económico, no quieren que se cargue el peso de estas medidas en los ciudadanos de a pie sino en los verdaderos causantes del mal.
Sin embargo, junto a algunas demandas que congregan a las mayorías, surge un movimiento con fachada intelectual y popular que pretende minar las bases de la propia nación española, sus instituciones, creencias y tradiciones. Han logrado significativos posicionamientos en medios de prensa, blogs y redes sociales, demostrando ser inflexibles con los que piensan diferente y una absoluta intolerancia en nombre de una supuesta “Iluminación” que sólo ellos tendrían. Si los indignados no definen claramente su independencia frente a esta antigua corriente, perderán las simpatías que fueron ganando en España y el mundo.
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